Debiera existir una manera de apelar la decisión de los árbitros

Debiera existir una manera de apelar la decisión de los árbitros

En un artículo que escribí en 2006 a raíz de la controversia causada por el partido Italia-Australia de los octavos de final, que fue arbitrado por el español Luis Medina Cantalejo, quién en el minuto 95 del partido, es decir, en el tiempo de reposición del segundo tiempo, concedió un penal muy discutido a Italia que fue convertido por Francesco Totti y que permitió que su equipo avanzara en su carrera al título, en el escrito proponía que existiera una segunda instancia en algunas decisiones trascendentales de los árbitros.

La propuesta está sustentada en que los árbitros simplemente por ser humanos se pueden equivocar y aún más si a ello se suman muchas circunstancias adversas que dificultan la observación y juzgamiento de las situaciones de juego que se presentan y que aumentan los riesgos de error. Estas circunstancias o factores se pueden resumir en:

· Las situaciones de juego son inesperadas, es decir, el árbitro no puede prever o anticiparse a lo que va a suceder.

· Las situaciones que debe sancionar deben juzgarse muy rápidamente después de cometidas.

· La dinámica del juego hace que la perspectiva (visión) del árbitro cambie constantemente y en ese cambio permanente, no siempre queda ubicado en el mejor sitio de observación de las jugadas.

· Dentro del terreno de juego además del árbitro se mueven otras 24 personas, que muchas veces, algunas se convierten en obstáculo para su desplazamiento y visualización de las jugadas.

· Los jugadores muchas veces asumen actitudes desleales, tales como las de cometer faltas deliberadas de manera disimulada o las de simular faltas en su contra.

· La presión constante que reciben tanto de los jugadores en el terreno de juego y del público en las graderías, y por supuesto de los medios de comunicación.

Con todos esos factores en contra, resulta muy fácil caer en errores graves. Los hechos así lo ratifican. Es por ello que resulta injusto, que en la comodidad de una cabina de transmisión y con toda la tecnología a disposición, los periodistas se arroguen el derecho de analizar y criticar la actuación del árbitro y luego estos sean tratados como delincuentes, llegando a abusos tan repudiables por inhumanos e ilegales, como los de declararlos personas no gratas en ciudades o países.

Pues bien; he retomado el tema a causa de la controversia que se ha generado por la clasificación de Francia al Mundial 2010 mediante un gol marcado por William Gallas precedido de una acción ilegal de Thierry Henry, quién jugó el balón deliberadamente con la mano para controlarlo y luego enviarle el pase a su compañero para que anotara. El árbitro del encuentro fue el señor Martin Hansson de Suecia.

Si existiera una acción arbitral de segunda instancia que cambiara o confirmara las decisiones de los árbitros, situaciones como la señalada serían corregidas en el trascurso del partido, se evitarían situaciones y circunstancias vergonzosas que hacen del fútbol un deporte sometido permanentemente a la sospecha, tanto, que pareciera que la ética y la moral no existieran en este juego tan apasionante.

Mi propuesta concreta es que debe haber un juez de apelación ubicado en el centro y fuera del terreno de juego observando el partido, dotado de la tecnología necesaria que le permita grabar y repetir las situaciones que se sometan a su conocimiento y fallo.

El proceso sería el siguiente:

1. Las situaciones en las que el juez de apelación tendría jurisdicción son las siguientes:

a. Casos de gol

i. Decidir si un gol fue marcado de acuerdo a las Reglas de Juego.

ii. Decidir si el balón traspasó la meta cuando el árbitro ha decretado o negado un gol y no se haya apreciado muy bien si el balón efectivamente entró o no a la meta.

b. Casos de penal

i. Determinar si la falta cometida dentro del área penal es sancionable con penal.

ii. Determinar si efectivamente en un penal sancionado la falta fue cometida dentro del área penal.

iii. Decretar un penal dejado de sancionar por el árbitro, si considera que efectivamente se ha cometida una falta dentro del área penal.

c. Casos de Expulsión

i. Confirmar o anular una expulsión decretada por el árbitro.

ii. Decretar una expulsión no sancionada por el árbitro cuando se ha realizado una acción que lo amerita.

2. El juez de apelaciones solo podrá intervenir cuando el capitán lo solicita mediante el siguiente procedimiento:

a. Una vez ocurrida la situación, el capitán de campo solicita mediante una señal la apelación, la cual deberá ser atendida en la siguiente detención del juego.

b. Si el juego ya fue reanudado no se podrá solicitar apelación por una situación ocurrida antes de la reanudación.

c. El capitán de campo presenta verbalmente su queja al juez de apelaciones, quién dará su fallo inmediatamente.

d. El juego no puede ser reanudado antes de la emisión del fallo de la apelación.

3. Consecuencias de una apelación

a. Si el fallo de la apelación presentada es favorable, el árbitro deberá reanudar el juego tal como lo indique el juez de apelaciones.

b. Si el fallo de la apelación es desfavorable, el jugador involucrado en la situación apelada será amonestado y si no hubiese jugador involucrado la amonestación la recibirá el capitán de campo. El juego deberá ser reanudado tal como lo había decidido el árbitro.

c. El tiempo tomado en la apelación se repondrá al final del periodo de juego correspondiente.

Ojala el International Board, ente legislador, tome pronto cartas en el asunto y estudie la aplicación de normas como esta que propongo, para el bien del rey de los deportes.

Jorge Eliécer Amaya Oñate

Coordinador de Recreación y Deportes

Pontificia Universidad Javeriana